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HASTA ACÁ LLEGUE… Es el grito de un
corazón saturado, exhausto.
Un grito que, en oportunidades retumba en el silencio de
una habitación fría y solitaria.
Un grito consecuencia de largas temporadas de presión,
de altas expectativas, baja tolerancia al fracaso y una
necesidad insostenible de agradar a todo el mundo.
Un mundo en dónde la apariencia y la reputación lo es
todo. Dónde el "qué dirán" trazar nuestro rumbo hacia una
dirección que nunca estuvo en los planes de Dios.
Y con "mundo" no solo me refiero a ese espacio "sucio y
pecador" al que siempre referenciamos, también apuntó a
nuestro ambiente cristiano.
Me asusta ver la cantidad de hermanos, gente de nuestra
misma sangre espiritual, que gritan esta frase, siendo esta
el pasaporte a vivir una vida a kilómetros de Dios.
Cómo líder, con muy poco tiempo de servicio
ya llegué en más de una oportunidad
a este punto de saturación, hasta con ataques de ansiedad.
¿Por qué?, Porque tristemente una y otra vez decidí
mostrar frente a los demás una semidiosa
que tenía todo bajo control.
Adicta a qué me vean como la espiritual y que
dependan de mí, pues necesitaba que me necesiten.
Lo hacía porque de lo contrario,
no podría "ser alguien" relevante en nuestro Disneyland cristiano.
Nuestro sistema que aparenta ser el que traerá la revolución,
se convirtió en el sistema con el que tanto batallamos.
Por eso, si el "HASTA ACÁ LLEGUÉ" resuena en tu vida, te
animo a que hasta acá llegue tu necesidad de ser alguien,
cuando Dios ya te dio una identidad, y Él mira tú integridad
más que tu reputación (aquello que ven los demás).
Que “hasta acá llegue” tu dependencia de la gente y de la
religión para acercarte más a Jesús, quien a fin de cuentas,
es el único que puede calmar tu corazón saturado.
Los aplausos, los seguidores, las felicitaciones, likes y tus
conocimientos NO SIRVEN DE NADA si al terminar el día,
de todos modos sabes que tu vida es vacía
aun sabiendo predicar.
Tu corazón es más importante que tu servicio. El fruto del
Espíritu más relevante que tus dones, y tu integridad más
trascendente que tú reputación.
Si hasta acá llegaste, para, mata tu vieja vida
y empieza de nuevo, pero esta vez de verdad ,
¡CON JESÚS!
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